CLAMOR
Aún estoy en shock, no he podido asimilar la grandeza de esta enfermedad y mi corazón desecho, llora incansablemente. Busco entre mis cosas una aguja y un pedazo de cualquier reliquia para remendar y así olvidar un poco el dolor que le aqueja a esta sociedad. He pensado en lo que está pasando y en lo que vendrá; estoy pensando en aquellos que se van, en los que no podemos sepultar; estoy pensando en los adioses presentidos y también en los olvidos que se van sin avisar; estoy pensando en los que no fueron capaz de perdonar y en los perdonados que volvimos a pecar; pienso en los hombres que no están y en los que se quedaron como centro del hogar; pienso en la limpieza de tus manos y en la suciedad que le acabas de arrancar; estoy pensando en el pasado pero lo comparo con estos días de ansiedad…aunque no lo creas, estoy viva muriendo en soledad…y en esta soledad veo el desfile de las mortuorias cajas de la insensibilidad, nadie las sigue, quizá no hayan ni cenizas para recordar…¿Dónde las lloran? ¿Dónde las llevan? Quizá las llevan a cremar y es posible que para las lágrimas no haya un canal que lleve a bien esa cantidad, entonces se condensen en la agonía del que ya se va. Estoy aquí, estás en mí; estoy en tus ojos cansados de llorar y en los míos está tu insensibilidad; angustiado el corazón, ya no puede latir a gran velocidad; no sé si me quede vida para cubrir lo que te adeudo: ese abrazo que necesitabas para continuar; esa taza de café para afianzar nuestra amistad; ese roce de tu cuerpo con mis ganas de soñar; esa mano limpia sobre la mía amiga para entrelazar la lealtad; este sentimiento, que aún en cuarentena, te sigue a donde vas…estoy triste, inmensamente triste, sintiendo la distancia de tu amor y mi amistad.
¡Oh pandemia que me alejas del amor! Virus mortal que me entierras un puñal…a montones te llevas los sueños de la humanidad y me dejas el pánico de la inseguridad.
Rochi
